jueves, septiembre 16

Las mujeres seguimos luchando por terminar con la sociedad machista

La conmemoración del bicentenario nos encuentra luchando, como hace cinco siglos. En los últimos tiempos conseguimos el derecho al voto, una ley que estableció nuestro derecho a igual salario por igual trabajo respecto de los hombres, tuvimos una Presidenta de la República, legislación contra la violencia hacia las mujeres, planes de igualdad de oportunidades, PMG de género… importantes avances…pero en la vida cotidiana, la situación de millones de mujeres no se ha modificado sustantivamente en cuanto a libertades, poder de decisión sobre sus vidas y entorno, autonomía económica. Porque aún los cambios no han impactado en lo estructural y porque hoy en claves de modernidad, Chile sigue siendo una sociedad machista. El dominio patriarcal es evidente:

Violencia contra las mujeres que ha provocado 500 femicidios entre 2001 y 2010

El derecho a una vida libre de violencia se viola en miles de hogares todos los días. Entre las mujeres asesinadas hay niñas, jóvenes y mujeres adultas; mapuches, mestizas y blancas; chilenas y migrantes; heterosexuales, lesbianas y transexuales; pobres y ricas. El acoso y la agresión sexual en la calle, el barrio, el trabajo, y la iglesia evidencian que nuestros cuerpos aún son considerados objetos cuyas integridad y soberanía pueden ser vulneradas, invadidas. En este Chile “moderno y republicano” nuestros cuerpos no han alcanzado su reconocimiento en derechos y dignidad como lo queremos las mujeres y lo señalan los compromisos internacionales y nacionales del Estado.

Es un Estado que no ha logrado instalar efectiva justicia para las mujeres y la más flagrante prueba son los femicidios que semanalmente incrementan las estadísticas de mortalidad evitable de mujeres.

Pero la violencia contra las mujeres también tiene expresión en la violencia de Estado: aún no existe verdad y justicia respecto de las 118 mujeres ejecutadas y 72 detenidas desaparecidas en la dictadura, ni sobre las hijas o hijos de las que estaban embarazadas.

La violencia contra las mujeres mapuches es hoy la cara más brutal de la violencia estatal contra las mujeres.

Primer siglo sin aborto permitido por ley o por consenso

Más de cien mil mujeres, todos los años, se ven obligadas a recurrir a redes clandestinas para interrumpir un embarazo. Esta legítima decisión de las mujeres reconocida en la gran mayoría de los países del mundo, se cuestiona desde los medios de comunicación, los discursos de curas, médicos, jueces y políticos, a pesar de las recomendaciones de aborto no punible que se hacen periódicamente al Estado chileno desde los organismos de la comunidad internacional. La maternidad sigue siendo obligatoria…pero la paternidad en la práctica no lo es. Así sucedía en 1810, así sigue sucediendo hoy, es la sostenibilidad del patriarcado.

El acceso a la anticoncepción de emergencia, aprobado por el Parlamento hace menos de un año no se respeta y se distribuye sólo si los alcaldes lo permiten. Las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres jóvenes, lesbianas o transexuales son prioritarias, para ellas no hay programas.

¡A emancipar la maternidad! ¡Sexo cuando deseo, embarazo cuando decido!
(MEMCH– 1930) (2010)


Aportamos más en lo económico. La sociedad ni reconoce ni retribuye


Realizamos el 85% del trabajo doméstico, somos proveedoras principales en al menos el 30% de los hogares y hay evidencia en cuanto a que tenemos casi un 20% más de horas diarias de trabajo que los hombres.

Se pretende aumentar la tasa de participación laboral de las mujeres cuya cifra es vergüenza internacional…, pero no se ven esfuerzos gubernamentales para que dejemos de ocupar los trabajos más precarios y, desprotegidos, y el invento del teletrabajo es un nuevo ingrediente a esa desigualdad laboral, que refuerza el rol de cuidadora de las mujeres, y el de “aporte complementario” que se asigna a su trabajo remunerado…pero la responsabilidad de los hombres en el cuidado y la crianza de las hijas e hijos aún no se instala ni ética ni prácticamente.

La maternidad se nos exige… pero representa un “obstáculo” en el mercado laboral y un “siniestro” en el negocio de las ISAPRE que la usan de pretexto para cobrarnos más en los planes.


¡El mejor y justo salario! (Obreras en Resistencia, 1889). ¡Trabajo doméstico no remunerado: corresponsablidad de mujeres y hombres!! (2010)


200 años: 5 senadoras y 16 diputadas


El sistema político, nos excluye a todas. El derecho al voto no se ha traducido en el derecho a ser elegidas. Todos Los partidos políticos, cierran las oportunidades a las mujeres para ser candidatas y para ser electas y en sus órganos directivos: sobran hombres y faltan mujeres. El hecho que Chile haya tenido una Presidenta de la República no modificó la Constitución excluyente ni la cultura patriarcal de los políticos. Como en 1810 el paisaje no cambia: la proporción de mujeres electas en las elecciones municipales de 1935 fue 25.5% y en el 2008 fue 21.5%; desde 1995 en el Senado hay un 5% de mujeres y en Diputados ha aumentado de 7 a 17%. Y el gabinete paritario quedó sepultado como curiosidad histórica.

Queremos votar en las próximas elecciones. Sufragistas mediados siglo XX Paridad, paridad, ni un paso atrás (Feministas 2009).

¿Estado laico?

El Estado chileno se ha resistido a reconocer instrumentos internacionales que garantizan los derechos de las mujeres. El cardenal en persona se ha opuesto a ello alegando la destrucción de la familia, y los diputados leen la biblia en sus intervenciones en el Congreso. En Chile, el Estado Laico sigue siendo una declaración sin fundamentos en la legislación y en la política pública.

La educación sexual laica y humanista que reconoce la libertad y autonomía a las mujeres y el respeto a las diversidades sexuales es la eterna proscrita de planes y programas. La escuela reitera prejuicios y mitos sobre la sexualidad, y disciplina los cuerpos y los comportamientos según mandatos religiosos conservadores.

El país ha sido varias veces condenado por tribunales internacionales por no respetar los derechos de las mujeres; el más reciente caso se produjo por la negación de la tuición sobre sus hijas a una mujer lesbiana.

La política es una forma de acción para la iglesia (Belén de Sárraga, 1915). Menos vírgenes y rosarios, más derechos humanos.(Feministas 2010).

Invisibles en la historia

Accedemos a la educación, pero los textos de estudio no hablan de nuestra historia. Desfilan los próceres y los padres de la patria. Nosotras aparecemos como excepciones, en figuras de heroínas o de santas. Los esfuerzos de las feministas y de los estudios de género en las universidades intentan revertir el silenciamiento oficial sobre el aporte histórico, económico, científico, político, social, cultural y civilizatorio de las mujeres.

Tengo ganas de sacar de los archivos de escondidas historias femeninas sus gestos, sus urgencias, sus prisas y su ira… (Julieta Kirkwood)

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