domingo, octubre 23

ARROZ CON LECHE ¿ME QUIERO CASAR?

El siguiente texto fue presentado por Toli Hernández en el Seminario “Ciudadanías del Cuerpo: Emplazamientos al Estado y la Iglesia” en la mesa: Sexualidad, Contrato Civil. Políticas de la Igualdad.

Revisaré algunas tensiones de la respuesta inscrita en el enfoque pluralista que el movimiento LTGB otorga al liberalismo. Problematizo algunos aspectos del sujeto y la ciudadanía que se desprende desde el debate sobre matrimonio. Una primera parte describe relaciones entre ciudadanía, movimiento LTGB y matrimonio. La segunda sobrevuela algunos dilemas de la demanda matrimonial LTGB. Finalmente, se enfatizan elementos que radicalicen la construcción de ciudadanía.

De ¿razón? Ciudadanía y matrimonio.

El enfoque liberal de ciudadanía refiere a la propuesta clásica de Marshall centrada en la posesión de derechos civiles, políticos y sociales. Ésta es cuestionada, entre otros, por la universalidad del sujeto que promociona; la no incorporación de la diversidad creciente de las sociedades modernas; la preservación de espacios de exclusión de la democracia representativa. El pluralismo reacciona frente a estos dilemas liberales e intenta establecer múltiples sentidos que afirmen que los grupos- independiente de sus diferencias- gocen del mismo estatus social. Una afirmación general -basada en una mirada latinoamericana- es que el movimiento LTGB intenta: Descentrar la universalidad del sujeto provisto por la hegemonía cultural. Esto, para pluralizar la realidad a través de la reformulación de la diferencia como derecho y del reconocimiento de la libertad e igualdad de todas las personas.

Me cruzo en este punto con la definición de Marshall de derechos sociales, en donde algunos inscriben al matrimonio: “El elemento social abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a estándares predominantes en la sociedad”. El matrimonio corresponde a un estándar predominante. Así es como el movimiento LTGB le acoge, sintetizando su ideario de igualdad. El liberal John Rawls plantea que la estructura básica de la sociedad se regula por “una concepción política de la justicia que es el foco de un consenso traslapado de doctrinas comprensivas razonables”. Lo anterior nuevamente nos lleva al predominio Marshalliano de cómo se configura lo razonable de Rawls y cuál es la posición de lo que no es asumido como tal. La razón liberal rawlsiana excluye a lo irrazonable. Se configura así un conflicto entre liberalismo y pluralismo, pues si bien, el primero lo admite, no ha podido implementarlo al naturalizar la selección de una “razón” que afirma a unos y oculta a otras:

Imaginen a una pareja que adhiere al AVP. ¿Cómo los imaginaron? ¿Eran pobres?¿Migrantes?¿Gordos?¿Indígenas? ¿Tenían VIH?,

La razón corazón del sistema de creencias de la corriente liberal de ciudadanía, gesta que cuando se nombra un gay la imagen seleccionada culturalmente sea la de uno que es occidental, blanco, burgués, clase media. Dicha universalización que responde a idearios hegemónicos dominantes excluye al pobre, indígena, negro y también a la travesti, al maricón, a la tortillera. Se re ilumina el carácter cultural de la ciudadanía, en función del condicionamiento cultural impreso en la demanda por matrimonio coherente con los idearios hegemónicos mencionados. Para Rubin toda conducta erótica es mala a menos de que exista una razón que la salve. Visto así la homosexualidad a través del matrimonio obtiene una razón que valida su existencia, pues es razonable desear acceder a él y con ello ascender en el sistema jerárquico de la sexualidad, en cuya cima- describe Rubin- se ubican las parejas heterosexuales matrimoniadas.

Lo anterior tensiona el sentido pluralista LTGB, ya que dicho ascenso refuerza el modelo normativo dominante de la sexualidad. Lo indicado dirige la atención a una ciudadanía reducida a un estatus legal que inhibe el desarrollo de condiciones favorecedoras de procesos más participativos que diversifiquen el bien común. Si bien el movimiento LTGB pluraliza el ideario universal del sujeto al exterior, tensiona dicha pluralización –al interior y también al exterior- al universalizar la demanda matrimonial que devuelve a su sujeto a la noción convencional y hegemónica del mismo. Esto sobrevuelo en las siguientes líneas.

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